domingo, 13 de octubre de 2013

EXPERIENCIAS: REVOLUCIÓN COMUNISTA, OBREROS NACIONALES VALIENTES





  CAPÍTULO III
CERCA DE LA MUERTE
LA REVOLUCIÓN EN TACUBA
Con Miguel Fuentes, Miguel Flores, Silverio Díaz, tomamos el tren para Ahuachapán en la estación de Santa Ana para llevar a cabo una gira por las iglesias de Tacuba y El Imposible por ocho días. Al llegar a la estación de Ahuachapán, caminamos a pié a Tacuba donde comenzábamos una gira a los primeros grupos pentecostales: A las montañas, a la orilla del rio Paz – rio que divide a El Salvador de Guatemala-.  Aquí todavía se podía encontrar a gente nativa que hablaba náhuatl. Solo eran 18 kilómetros la primera etapa para llegar a Tacuba. Rogelio y Elvira y sus dos hijas habían sido instalados como pastor en la iglesia de Tacuba. Llegamos a Tacuba miércoles. Estaríamos en San Benito – Parque Reserva Forestal, EL IMPOSIBLE, cantón San Benito de San Isidro Menéndez, Ahuachapán, sábado y domingo. – Esto a orillas del parque reserva forestal El Imposible, a 50 kilómetros de Tacuba-. Allí les predicaríamos a unos 80 hermanos. Esto en semana santa de  1932.  Solo hacía dos años se habían fundado LAS ASAMBLEAS DE DIOS en la ciudad de Ahuachapán- 1930.
Había rumores de una revolución en el pueblo. Los disturbios políticos eran común en estos días, así no tomamos cuidados de los rumores. Solo tuvimos culto miércoles y jueves en la noche en Tacuba. El siguiente día seguiríamos la gira al Imposible que estaba a 50 kilómetros a pie más adelante. Había fuertes rumores de que los revolucionarios estaban llegando a Tacuba.
El viernes – que era el día que partiríamos al Imposible, San Benito; Arbizú nos envió un telegrama urgente desde Santa Ana que nos decía que regresáramos a casa. Fuimos a la Guardia Nacional a preguntar qué pasaba. Había problemas políticos pero todo estaba bajo control, nos dijeron.
Decidimos continuar  la gira al Imposible.( Su rango altitudinal (de los 300 a 1,450 metros) y topografía accidentada han dotado a El Imposible de una belleza singular. Al principio del siglo XX, los caficultores transportaban su café a lomo de mula, desde las fincas del norte hacia el Puerto de Acajutla. Pero existía una barranca entre dos montañas donde se interrumpía el paso. Allí, los arrieros construían precarios puentes, que en muchas ocasiones no soportaron la carga y se derrumbaron, arrastrando a bestias y humanos hacia el precipicio. Flora y fauna

Con más de 1,000 especies identificadas de flora, 500 de mariposas diurnas, 282 de aves, 103 de mamíferos y 53 especies de anfibios y reptiles, El Imposible posee la mayor diversidad biológica del país, aqui existen especies que solo se encuentran en El Salvador, como el "guaquito de tierra". ) Pedimos un salvoconducto a los militares del pueblo para ir al Imposible, cantón San Benito, por si una patrulla nos encontraba, no nos fueran a confundir como rebeldes.
El culto en el Imposible se iba a llevar a cabo en casa de hermana Isabel, en la calle principal del cantón. Así los que pasaran podrían escuchar palabra de Dios.
Terminamos el último culto en Tacuba y nos preparamos para dormir – en las hamacas- pues necesitamos descansar pues madrugaríamos para viajar al Imposible por las montañas.
Algo nos despertó una hora después de habernos quedado dormidos. ¿Oyeron esos balazos? ¿Es fuego de rifle disparando?. Alguien grito´. Rogelio fue el que gritó. No se preocupen va a haber elección de alcalde mañana en la mañana. Es probable que uno de los partidos en contienda política esté intimidando al otro bando. ¡Duérmanse ya¡. Tratamos de dormir pero los disparos continuaban. Rogelio volvió a gritar a estar en silencio y no encender luz.
Los disparos fueron cada vez más fuertes y sospechábamos que no era una cosa poca. La puerta se abrió y entro hermano Perla, uno de los hermanos de Tacuba que nos dijo que no era asunto de elección sino que se trataba de una REVOLUCIÓN.
Una gran banda de hombres vino y a punta de machete nos dijeron que les acompañáramos en la toma del pueblo.  Yo iba llegando del culto pero ellos me sacaron a la calle y nos trajeron al pueblo. Ahorita han comenzado a matar a los que se oponen. Primero atacaron los puestos de la guardia Nacional y mataron 20 militares y a todo aquel que se oponía  ellos.  Tan pronto me di cuenta de lo que estaba sucediendo en el pueblo. Me hice a un lado de la multitud de gente armada y con cuidado me vine donde ustedes para informarles lo sucedido. De aquí me voy para mi casa por las colinas.






CAPÍTULO IV
PIONEROS PENTECOSTALES SALVADOREÑOS
FERNÁNDO MONROY: GANADOR DE ALMAS
La iglesia Filadelfia, vino a ser una iglesia productora de obreros de Dios. De esta iglesia han salido como 50 predicadores. Raúl Durón – Llegó a ser Secretario de Sociedades Bíblicas-, Anacleto Castillo, Cristóbal Ramírez- Llegó a ser pastor del Centro Evangelistico de San Salvador- son unos de ellos. Fernando Monroy es uno de ellos.
Fernando Monroy era administrador de la finca de café San Diego, cantón Potrero Grande a 12 kilómetros de la ciudad de Santa Ana, en las faldas del volcán de Santa Ana.
Fernando era un miembro nominal de la iglesia católica. Su vida no era religiosa sino que era mundano.
Durante la cosecha anual de café en los meses de Noviembre, diciembre y enero, en las faldas del Volcán de Santa Ana, Fernando atendía a los cortadores de café que venían desde lejos dejando sus hogares para conseguir dinero para su subsistencia.: les ubicaba en su dormitorio colectivo, en el suelo, les daba los surcos de café, les pesaba y preparaba la planilla de pago. La gente dejaba sus hogares para venir a cortar una vez al año. Fernando era fiel a su trabajo, querido por sus patronos y trabajadores de la finca. Se preocupó cuando comenzaron a llegar a la finca evangélicos a trabajar. Esta gente acostumbraba ir a la iglesia después del trabajo por las noches  a cantar y adorar a Dios. El creyó que muchos evangélicos estaban trabajando en la finca y que los patrones podrían molestarse por ello. A ellos no le agradaría y hasta podría perder su trabajo por tolerarlos. El pensó limpiar la finca de estos creyentes y echarlos fuera.  9 hombres con machete en mano intentaron quitar la vida a los creyentes ordenados por Fernando. Para cometer tal locura a estos tomaron unos pocos tragos para tomar valor. Los tragos aumentaron convirtiéndose en una borrachera. Los borrachos se pelearon entre ellos muriendo uno, otros heridos, y otros en la cárcel. No pudieron hacer nada contra los creyentes.
Al despertar en la mañana, Fernando creyó que había acabado con los creyentes. Yo iba a limpiar la finca de los creyentes y miren los que pasó. Será que Dios está con esta gente y yo me encuentro peleando contra Dios, pensó.
El pensó asistir a un culto por curiosidad. Mientras estaba parado enfrente de la iglesia de repente sintió un deseo de ser uno de ellos. El pasó al frente del  grupo y les dijo: “Yo quiero ser uno de ustedes”. El testimonio de ellos le había impactado. Desde entonces Monroy vino a ser uno de ellos. Luego se fue a adorar a Dios como lo hacían los hermanos en la choza de paja donde se reunían los hermanos.  El se sintió como en las nubes cuando comenzó a orar de rodillas y sintió una gran felicidad. Sucedió algo extraño: Uno de sus amigos que le había acompañado sintió que lo habían golpeado en la cabeza fuertemente. El volteándose le gritó. ¿ Monroy porque me empujaste? Que estás borracho. Yo no te he empujado ni tocado, replicó Monroy, aún de rodillas. Entonces fue Dios quien me tocó. Desde entonces Monroy y su amigo vinieron a ser creyentes. Monroy siguió orando con los hermanos y se sintió como en las nubes en la santa presencia de Dios.
FERNANDO MONROY EN TEJUTLA,  CHALATENANGO.
 Chalatenango es un departamento de El Salvador. Su cabecera departamental es Chalatenango, se encuentra ubicado al norte de la capital, fronterizo con Honduras. Allí se ubica el cerro El Pital con 2800 m de altitud sobre el nivel del mar, que es el punto más elevado del país. El clima más frío durante el año ocurre en esas alturas. Tejutla pueblo pertenece al departamento de Chalatengo
Encontramos oposición en el primer intento de evangelizar Tejutla, Chalatenango.  Íbamos Fernando Monroy, Earl Wikie- misionero USA-  y yo.  Traíamos vehículo, altoparlante y dos lámparas Coleman de gas. Un hermano del lugar nos había dado donde predicar en su casa. Era un esfuerzo evangelístico pionero. No había creyentes en el lugar. Predicamos en un portón que daba a la calle. Comenzamos el culto. Las lámparas Coleman y el altoparlante atrajeron a los curiosos que estaban en lo oscuro. La gente comenzó a llegar a oír y era un buen signo. Parecían interesados en los testimonios cortos de los hermanos.
No tardó mucho en llegar el sacerdote a instigar a la gente. Con la instigación vino más gente a curiosear que pasaba. Nosotros seguimos cantando y recitando versículos bíblicos. Esperábamos la oportunidad para compartir el mensaje de Dios.  Por una hora nos estuvieron gritando desde la calle.  Cuando la gente se fue y terminamos el culto, tendimos las hamacas y dormimos.
El siguiente día para alcanzar a los perdidos hicimos otro culto. Creímos que dentro de la casa no nos iban a molestar; pero no. Comenzaron a gritarnos más fuerte. Nos gritaban. Vino gente principal del pueblo a instigarnos.  Mientras hacíamos el culto, entraron 4 policías armados y se pararon en las cuatro esquinas de la sala y no s dijeron debíamos cancelar el culto y despedir a la gente nuestra.  Cuando les dijimos que teníamos derechos constitucionales de  reunirnos pacíficamente para predicar el evangelio; ellos dijeron que con nuestra llegada se había armando un escándalo en el pueblo que ellos no podían controlar. Entonces debíamos para el culto y dejar de predicar. Les dijimos que nosotros no habíamos hecho el escándalo. Nosotros nos reunimos pacíficamente y la gente nos vino a estorbar gritándonos.  El comandante insistió que debíamos cancelar el culto y despedir  los hermanos en la fe. Como extranjero inglés no podía decir nada pero uno de los hermano se levantó y alzó la voz más que los policías y les dijo: Nosotros estamos respaldados por la ley para reunirnos pacíficamente para adorar a Dios y ustedes en vez de respaldarnos están apoyando a la gente que quiere coartar nuestra libertad de tener culto y darle la  razón a esta gente fanática malcriada. Si usted, señor comandante, tuviera valor debiera protegernos a nosotros y llamar al orden a esta gente escandalosa que nos vino a interrumpir nuestra reunión pacífica. Fanáticos religiosos seguían gritando desde la calle. Estas palabras enojaron al comandante y grito: ¿Quién no tiene autoridad ¿ Te lo voy a demostrar. Ordenó a la multitud a hacerse atrás. La gente fue forzada a hacerse atrás incluso el sacerdote.  Los echó a la calle y a los matorrales de la calle. Nos sentimos victoriosos al terminar el culto pero angustiados y nerviosos por el susto. Reportamos el desorden al gobierno en la capital y nos dijeron que en el futuro nuestros derechos ciudadanos serían respetados. Regresamos a hacer otro culto al lugar y animamos a los creyentes a seguir adelante. Llevó mucho  tiempo para que una iglesia con templo y bien organizara se plantara en el pueblo; pero la semilla se había sembrado.
CIRILO ORTÍS, TEXISTEPEQUE
Texistepeque esta ubicado en el Distrito de Santa Ana del Departamento de Santa Ana en la zona occidental de El Salvador.
Cirilo Ortiz era propietario de una finquita en las faldas del volcán de Santa Ana. Asitía a la iglesia Filadelfia donde era pastor Fernando Monroy. Cirilo había llegado al instituto porque Monroy le había enviado para prepararse para servir a Dios. Monroy creía en la dedicación del creyente a Dios en forma plena.  Cirilo fue electo pastor en Cutumay, Camones, Texistepeque a 12 kilómetros de Santa Ana.  Yo creía que la iglesia de Camones iba a prosperar bajo la dirección de Cirilo.  Cirilo hizo esfuerzos pioneros de evangelización en Texistepeque, pero el sacerdote instigó a la gente del pueblo contra los “luteranos “. Se hicieron varios cultos en el lugar pero el fanatismo religioso alejó a los creyentes por un tiempo.
Cirilo vino a verme a Santa Ana para proponerme comprar un terreno en el lugar para la construcción de un templo. ¿Pero con que dinero?. Cirilo proponía vender un pedazo de su terrenito en las faldas del volcán de Santa Ana y dedicarlo para la compra de la propiedad. El cultivaba maíz, frijol, frutas. Yo le aconsejé no venderlo pues era parte de su modus vivendi y podría dejarles a sus hijos una herencia allí. Dios proveerá otra manera de adquirir propiedad en Téxis, le dije. Cirilo no hizo caso al consejo y vendió parte de su propiedad para comprar terreno para Dios.  Se compro y se hizo la dedicación y estuvo muy bendecido. El sacerdote envió gente a estorbar la reunión. A  pesar de la insistencia de la oposición del sacerdote la obra se completó.
Fue un difícil comienzo. Con el tiempo se fundaron varias iglesias en cantones alrededor y en los pueblos cercanos a Texistepeque. El esfuerzo de  estos fundadores tiene su premio en el reino de los cielos.
MIGUEL SANTOS, JICALAPA.
Jicalapa es un municipio del departamento de La Libertad, El Salvador. Tiene una población estimada de 5671 habitantes para el año 2013
  Sus orígenes se remontan a la época precolombina, y se estima que en el año 1550 era habitado por unos 100 moradores. El año 1744 el reyFelipe V de España obsequió al pueblo la imagen de Santa Úrsula.
Las mujeres del Concilio Misionero Feminil son las responsables de la llegada del evangelio a Jicalapa.  Yo les visité después que se había comenzado la obra de Dios allí. Yo había oído de cosas maravillosas que Dios estaba haciendo allí. La primera vez que oí de unas mujeres que estaban interesadas en llevar el evangelio a este pueblo fanático. Llegar allí era dificultoso.  Sobre una cierra costera y un terreno accidentado, entre laderas allí estaba escondido el pueblito.
Antonia Cuellar era una mujer fogosa y pionera. Yo le conocía desde yo recién llegado a el Salvador. A ella no le detenía ni el polvo ni el lodo en el camino para llevar el evangelio de amor. Entre espinas y matorrales, ella caminaba donde Dios le dirigía
 Miguel era el primer pastor del grupo allí. Una cruel persecución religiosa fue sobre Miguel y los creyente que vivían allí. Después que Miguel salió de la cárcel por predicar el evangelio me contó la historia:
Los creyentes se habían reunido para celebrar la navidad en un local rentado para la predicación. Los creyentes estaban adornado y orando a Dios cuando un grupo de gente armada les atacó en el culto. A hombres y mujeres encarcelándolos. Les acusaban de incitar a la rebelión contra el gobierno. Lo más común era acusarlos de no tener permiso par predicar pero esto era mas serio. Por varios días los encarcelaron. Luego liberaron a las mujeres. Alguien envió un telegrama al superintendente de la misión, hermano Arbizú. El me avisó a mi e inmediatamente nos dirigimos a Santa Tecla para pedir su libertad. Y preguntar porque de este abuso.
Mientras estábamos en la gobernación, Miguel y evangélicos fueron traídos caminando por las calles con seguridad policial. Miguel venía esposado – amarrado por detrás los brazos-. Nos sentimos muy mal de verlos en esta situación.  Nos dieron una audiencia con el gobernador para probar la inocencia de Miguel. Miguel tenía una licencia para predicar y nuestra organización evangélica era reconocida nacional e internacionalmente y esperábamos Miguel fuera liberado. Esperábamos que nos hicieran caso después de nuestra intercesión, pero no.  No pudimos convencer al gobernador pues parecía que había acusado falsamente a los hermanos otros oficiales. Los comenzaron a liberar a los hermanos menos Miguel.  Miguel sufría el acoso y odio religioso inocentemente.  Pedimos justicia pero no llegó. Meses más tarde Miguel fue liberado pero no se supo la causa de su acusación.
Los hombres que le habían acusado falsamente oían las palabras de Miguel. No hubo justicia para Miguel aquí en la Tierra. La satisfacción fue que Evangelio se había predicado.  Los oficiales habían escuchado el mensaje. Meses más tarde tuvimos una semana de conferencias en el pueblo.  Dormimos en el pueblo para salir a Santa Ana en la mañana.  Nuestro sueño fue interrumpido  por los toques en la puerta de la  choza donde reposábamos. Parecía ser al autoridad y nos miramos unos a otros admirados.  Al abrir la puerta dos policías nos pidieron los papeles de identidad. ¿Qué pasa?, me pregunté a mi mismo. Revisaron los documento pero parecía no estaban satisfechos.  Les mostré mi pasaporte americano, pero no le hicieron caso. Entonces les mostré mi carnet de identificación como predicador, con el sello y firmas respectivas de The Assemblies of God, Sprinfield. Parecía no interesarles. Estos son todos los documentos que tengo, les dije. ¿No son suficientes?. “No los oficiales piden otros documento de garantía” “Tienen otros?, preguntaron. Si todavía tengo un carnet de las autoridades eclesiásticas salvadoreñas firmada por Francisco Arbizú y José. I. Granados. No creía que le pusieran atención a un certificado nacional.  “Déjeme ver este pequeño documento verde?, dijeron.  “Este documento es el que estábamos buscando de ustedes.”, dijeron. “Este documento es el que le identifica a usted de quien es “, continuaron diciendo. Se despidieron con un Buenas Noches. Después de cerrar la puerta de la choza, le dimos gracias a Dios por librarnos de la sospecha maliciosa. Me sentí contento que portaba mis documentos en regla. Explique a la iglesia nacional la importancia que los creyentes debieran identificarse con un carnet de su iglesia. Los predicadores con su escalafón ministerial con sus respectivas firmas y sellos.  Muchos creyentes fueron ayudados al mostrar este pequeño documento verde. Esta experiencia de Miguel  sirvió para ver la importancia de están bien identificado en cualquier lugar.




ANGELA MANCÍAS
RIO QUE FLUYE Y FLUYE
Ángela Mancías era miembro de la iglesia católica igual que Monroy, lo único que ella practicaba su religión. Ella era la cocinera de la finca donde era administrador Fernando. Ella estaba también indispuesta por la presencia de los creyentes en la finca que cantaban y adoraban a Dios. Ella creía que estaban errados y eran  herejes.
Ella asistía los domingos a misa de catedral en Santa Ana.  En su sinceridad a Dios, Ángela, decidió hablar con el obispo al respecto. Padre, le dijo, Yo creo que los protestantes están errados en sus creencias; Yo creo que hay que hacer algo para pararlos y que no sigan engañando a otros. Si hay algo que hacer, padre, yo lo hago. El padre oyó a Ángela y le dio su bendición. Al salir de la iglesia, Ángela pensó: De seguro él sabe cómo deshacerse de estos locos, ¿por qué no me lo dijo para ayudarle?
Ella se enojaba más cuando venía a los creyentes progresar en la finca cafetalera. ¿Cómo es que siguen confundiendo a esta gente. Hay que parar a estos locos antes que sigan engañando  a más gente, Pensó. Como era la cocinera pensó en ponerles veneno a los creyentes para barrer esta plaga de herejes engañadores.
Otra vez fue a la Catedral de Santa Ana a consultar con el obispo su plan.

PIOQUINTO FLORES
TEPECOYO
El poblado de Tepecoyo es de origen precolombino. Pipil. 780 msnm.14 322 .habitantes .Pipil. Título de villa: 10 de marzo de 1874. A 50 km de Santa Tecla. A 10 kilómetros del océano Pacífico. Departamento de La Libertad
Pioquinto Flores era el pastor de El Guayabo -  Armenia, a orillas de Cooperativa agraria que fue de la familia dueñas-. Cuando le visité hablamos de la necesidad de evangelizar Tepecoyo. Decidimos ir cruzando y subiendo la montaña.  Iríamos a Armenia y luego a Ateos en Tren.  De ahí a pie.  6 hermanos nos acompañaron en la gira.
En el viaje repartíamos tratados evangelisticos a la gente y les hablamos del evangelio. No fuimos bienvenidos. Llegaron los herejes, dijeron, y recogieron los tratados que les habíamos dado y los quemaron. Íbamos a estar en allí una semana: Por las noches predicando y en el día evangelizando. La gente estaba incómoda por nuestra estadía en el pueblo.  Después de buscar predio para predicar una persona dijo que podía prestar uno. Gratis nos dieron una casa para predicar por una persona que tenía una biblia y estaba enfermo.
Nuestro huésped, nos sugirió usar adobes, ladrillos e improvisamos las bancas y lugar para el servicio de la noche. El pueblo pequeños de dos o tres calles y en medio nosotros. La gente supo luego de que se trataba el evento. Los hermanos fueron a invitar para el culto y llegaron unos pocos hombres y muchachos al lugar. Comenzamos el culto pero no por mucho tiempo pues por la ventana y puertas la gente del lugar nos comenzó a tirar basura y cosas. Seguimos cantando creyendo que se calmarían y escucharían el mensaje. Un hermano fue a dar la queja al alcalde del pueblo pero nos dimos cuenta que uno de los muchachos que nos había apedreado era hijo del alcalde.
Cerramos la puerta y ventana  con llave. Pensamos que los atacantes habían desaparecido. Nos encomendamos a Dios y pensamos seguir los cultos el día siguiente. Dormimos en el suelo con una sábana delgada. Solo pude dormir dos horas. No estaba acostumbrado a dormir en esta incomodidad. En la mañana amanecía adolorido todo el cuerpo por el mal dormir.
Desayunamos con tortillas, frijoles, café, que los hermanos habían comprado en el mercado. Arreglamos el lugar donde íbamos a predicar y pedimos a Dios no tener problemas con la comunidad. Comenzamos el culto temprano y las bancas estaban llenas con los hermanos y algunos asistentes. Pio estaba hablando enfrente de los hermanos cuando comenzaron a tirarnos piedras, basura por la ventana y puerta. Entraron y le dieron vuelta a las bancas y golpearon a los hermanos. Llevábamos tres días de soportar esta situación. Los gritos por la ventana y desde la calle continuaron. El único resultado positivo fue que uno de los que nos había ayudado a arreglar el lugar dijo que estaba de nuestro lado. Con los días él llegó a los pies de Dios.
Ya habíamos predicado la Palabra por dos noches. Había rumores de que la gente tenía malas intenciones contra nosotros. Después de descansar un hombre alto tocó la puerta y entró para decirnos que había un grupo de gente que pensaba venir para hacernos mal. El quería acompañarnos para defendernos. Toda la noche estuvo con nosotros con un gran machete. Se fue en la madrugada. Creímos que Dios nos había mandado un ángel para guardarnos.
Madrugamos para salir del pueblo ileso. Pio y su esposa nos acompañaban. Teníamos la esperanza de volver para evangelizar el pueblo rebelde a la voz de Dios. Pio estuvo allí por tres meses predicando con la misma resistencia. Tuvo que salir huyendo pues los ladrones le robaron todo. Milagrosamente pudo salir con vida.
Esta resistencia fue en los primeros días de predicación. Poca a poco la resistencia fue sediento y el fanatismo religioso fue desapareciendo.  Ahora hay una iglesia con templo y una linda congregación en Tepecoyo. La última vez que estuve aquí con unos misioneros extranjeros y después de estar varios años fuera de El salvador, compartimos con unos amigos católicos. Ellos cantaron con nosotros unos cantos evangélicos, dijo habían cambiado algunas imágenes que no necesitaban. Ella nos acompañó en el culto y cantó un cato evangélico. Nos maravillamos de las cosas que Dios hace en  la vida de los humanos

BOJÓRQUEZ PODEROSAMENTE USADO POR DIOS
La revolución había pasado y el país estaba en una relativa calma. Necesitábamos un permiso para seguir predicando sin problemas en las 20 iglesias y campos de predicación que había entonces. No se podía transitar de un departamento a otros. No había permiso para reuniones religiosas ni política en el país. Estado de sitio.
Recibimos un telegrama de Bojórquez que decía”  Anacleto Torres y otros hermanos de San Francisco Menéndez fueron capturados y están en la cárcel de Ahuachapán”. Anacleto Torres era pastor en la costa de Ahuachapán: Cara Sucia. Hermano Arbizú y yo nos cruzamos el parque forestal EL IMPOSIBLE caminando desde Tacuba,  para llegar a Ahuachapán y pedir una audiencia con el Alcalde.
Le dijimos al Alcalde quiénes éramos y nuestra sorpresa que Anacleto Torres y otros hermanos estuvieran encarcelado. Le preguntamos cuando Anacleto estaría en libertad porque estábamos seguros que había habido alguna confusión en su arresto. El coronel en tono respetuoso y sorprendido dijo que el gobernador le había dicho la acusación que había hecho el teniente que los había capturado. El gobernador había dado la orden la ejecución. La orden había sido revertida por el Presidente de la República, entonces los hermanos debían liberarse. Esto era algo tremendo: mucha gente había desaparecido enterrada, en menos claridad que la de los hermanos encarcelados.
Cuando conversaba con el coronel, Laureano Bojórque ya sabía de su liberación. Laureano había impresionado al coronel y éste se lo había hecho saber al presidente.
Como hermano Arbizú había estado de alta en el ejército había convencido al coronel más que Laureano. Laureano era un campesino sin apariencia, pero muy inteligente. El tenía abundante pelo y mostacho  con sombrero. No tenía botones en su camisa. Eran sus palabras y no su apariencia que habían convencido al coronel. Hice una excusa al coronel por la apariencia del Laureano.
Estábamos alegres al tener éxito al lograr la liberación de Laureano y los hermanos. Le dimos gracias al coronel y dejamos el presidio.
Francisco sugirió visitar la iglesia del lugar y luego volver a ver a La Laureano.  Mientras nos alejábamos del presidio, vi cruzarse a un hombre bien vestido e inteligente. Francisco dijo: ¡ES LAUREANO¡ Yo no le reconocí. Me sentía mal al no reconocer a Laureano, pero él iba bien vestido, sin mostacho y si había quitado el pelo, usaba lentes oscuros y usaba una camisa que yo le había regalado unos meses antes. Le había preguntado porque no se había puesto la camisa que le regalé. El dijo la estaba guardando para una ocasión especial. Esta era la ocasión. Este es el hombre que había impresionado al coronel por su vestimenta. Arbizú está contento de haber liberado a los hermanos. Yo estaba estupefacto.
Continuamos caminando mientras Bojórquez nos contaba de cómo había hablado con el coronel y el gobernador  intercediendo por torres y los hermanos que estaban en prisión. Ya antes él había solicitado papeles que le respaldaran para no ser prisionero cuando hacía labor evangelistica. El teniente había sobrepasado su autoridad cuando los había hecho prisioneros. El teniente no podría ser cuestionado al respecto.
Bojorquez solicitó una audiencia al gobernador. En vez de solicitar clemencia por haber sido encarcelados injustamente por comunistas. Él le enseño el salvoconducto que el gobernador les había dado   dando fe que eran personas honradas. Su firma no ha sido respetada por los sub alternos, dijo.
El gobernador contesto explosivamente: “Por supuesto que mi firma es respetada”¿ Quien dice que no? Bien, ¿cómo este teniente de San Francisco Menéndez no le ha respetado?
“No el tiene que respetar mi autoridad”, el gobernador afirmó.
Bojórquez le dijo: Como es que este comandante ha metido a la cárcel al pastor y a otros hermanos injustamente, confundiéndoles como comunistas cuando ellos tienen su salvoconducto.
El gobernador se quedó quieto y pensativo y después de varias llamadas telefónicas. A Bojórquez se le mandó a la prisión a reconocer a los reos creyentes. Finalmente se le envió un telegrama al presidente explicándole la situación y solicitándole dejar libre a Anacleto y a los demás   pentecostales.
Era la solución al problema. El teniente respetaría la firma del gobernador y Anacleto y creyentes quedarían libres para retornar a sus casas y continuar la labor evangelizadora en sus iglesias locales.
Nos reunimos en la casa que hermano Segovia había donado para la iglesia en Ahuachapán y le dimos gracias a Dios por el milagro.
Anacleto insistía: “Hermano Rafael, cree que es justo que el Teniente siga de alta en San Francisco Menéndez? Chico entendió el mensaje y aprendió. Consideramos la situación y estuvimos de acuerdo de regresar a San Francisco Menéndez para ver libre a el pastor en su casa y en la iglesia. Son 60 kilómetros de Ahuachapán a San Francisco. Madrugamos para comenzar la camita a San Chico. Arribamos a San Francisco, nos albergamos en la sala de predicación y nos preparamos para el culto de la noche. Estábamos sofocados en el culto pues el lugar era pequeño. Unos pedazos de adobes servían de bancas. La presencia de Dios era maravillosa.
El culto era ferviente en el Espíritu cuando llegó un policía a decirnos que paráramos la reunión. No nos maltrató  físicamente, pero nos dijo que si no hacíamos caso íbamos a tener problemas con la autoridad. Dijimos este es trabajo del Teniente. Algunos creyentes desaparecieron en el conflicto, nosotros esperábamos tener mejor resultado. En la mañana nos reunimos unos pocos hermanos para el culto. Un mensajero  vino y le dijo a Arbizú que se presentara a la Alcaldía. Estábamos caminando por la calle principal cuando Arbizús me detuvo con sus manos. Yo no había visto al Teniente pero  estaba con una mirada no amistosa, sentado en su silla. Con su rifle al lado, un cuchillo en la cintura, dos pistolas y un machete. Salimos rápidamente y nos dirigimos a la Alcaldía.
Cuando vía al Alcalde le pregunté que para que nos había mandado a llamar, en eso entro el Teniente  con un talante airado. El  Teniente nos empujó contra la puerta y nos apuntó con el revólver. Nos dio orden de tirarnos al suelo y nos apuntó con el rifle. Tus seguidores piensan que el gobernador manda en Ahuachapán, pero yo mando aquí, dijo el Teniente. Nos  continuó empujando.  En eso entro un mensajero con un telegrama.
El Alcalde abrió el telegrama y lo leyó.  Haló al Teniente y le dijo: Ahora, gran tonto, mira lo que has hecho para ti mismo”. Ya no tendrán escalafón. En el telegrama se le ordenaba al Teniente regresar al cuartel. Enojado se tornó contra nosotros y dijo: Canten unos coritos y caminó de regreso a la comandancia.
Yo no había visto a Arbizú desde en la mañana, pero él había mandado un Telegrama diciéndole al gobernador que su orden no había sido acatada.  La respuesta llegó en el preciso momento oportuno.
Esta fue una gran victoria para los creyentes. Tendrían mejor libertad para conducirse predicando el evangelio en el país
TELÉSFORO SÁNCHEZ
LAS HIGUERAS, SONSONATE
Telésforo Sánchez me contó esta historia de cómo Dios le había guardado en tiempos de angustia. Fue bautizado en la iglesia de las Higueras, Sonsonate, que fue una de las     primeras iglesias que visité en 1930. Era un  viaje de rutina, dejé el cantón Las Higueras en las laderas del volcán de Izalco, luego bajé a Caluco – pequeño pueblo a 5 kilómetros de Izalco- a hacer unos mandados. Si yo hubiera sabido lo que me iba a suceder, hubiera cambiado mis planes. Había rumores de revolución en todo el país – 1932-. Si yo hago caso de los rumores, yo nunca salgo de casa. Me puse mi alforja- alganilla, bolsa de henequén- sobre mí. Contenía un suéter de algodón, una hamaca y las cosas que iba a vender. El viaje era a pie y no a caballo. No había nada de especial en este viaje. Fue cuando venía de regreso. Una compañía de soldados me asaltaron en el camino y me tomaron prisionero. ¿Qué es esto?  ¿Por qué me toman prisionero?, ¿Qué he hecho mal? Yo no sabía las intenciones del teniente. Me interrogaron seriamente y pensé que algo malo me iba a suceder.
Les dije de donde venía, que andaba haciendo y cuál era mi negocio. Pude observar que no me creían. Me acusaban de ser comunista rebelde y que había tomado parte en la rebelión salvadoreña de abril de 1932. Dijeron que soldados y ciudadanos habían sido  ejecutados por los rebeldes y que yo era uno de ellos y que me había escapado, escondido. Mis respuestas y explicaciones fueron en vano. Ellos dijeron que ellos sabían que yo era comunista. Yo sabía que la rebelión había comenzado en otra parte – Juayúa- y no en mi recóndito lugar donde yo vivía. Ni sabían que era comunismo. Yo había caído en manos de esta patrulla que buscaba revolucionarios dispersos después de lo acaecido. No iba a haber justicia para mí, y sin demora me iban a ejecutar. Sin entierro para mí, como habían caído otros en medio de la revolución comunista de 1932 en el occidente de El Salvador. Yo lloré y creía tenía derecho a mis últimas palabras. Ustedes oficiales me van a fusilar. Ustedes tienen autoridad porque son militares.  Estas son mis últimas palabras antes que me maten.
Están cometiendo un grave error, pero no tengo miedo a la muerte. Soy un creyente en Cristo Jesús y después de la muerte voy al cielo. Pero ustedes Teniente y soldados, morirán en sus pecados, sino aceptan a Jesucristo como el salvador de sus almas. Cristo murió para salvarlos. No creen que sea inocente  y me van a disparar. Entonces Telésforo se puso al pie de árbol de ceiba esperando los disparos de su ejecución. ¡No sucedió¡. El Teniente preguntó: ¿Quién sos vos? ¿Que clase de creyente sos?¿Como es que no tenés miedo a morir? ¿Cómo puedo estar seguro que decís la verdad? Entonces en vez de oír los disparos de muerte, el Teniente ordenó a los soldados castigar a Telésforo y golpearlo con los corvos envainados – vaina, estuche de cuero del corvo-. Esta golpiza dejó adolorido varios días a Telésforo. El Teniente tenía órdenes rígidas porque estaba decretada la Ley Marcial. Sin embargo la sinceridad de Telésforo y la intervención divina lo salvo de ser ejecutado bajo Ley Marcial como otros ciudadanos salvadoreños.
Trabajé junto a Telésforo Sánchez en la predicación del evangelio en suelo salvadoreño. Siempre tuvo una fe inquebrantable.

EN MISIÓN A GUATEMALA
APRENDIENDO NUEVAS AVENTURAS EN MISIONES
Había llegado el tiempo de visitar Jutiapa, Guatemala. Es el departamento con quien linda el Salvador y está a 50 kilómetros de la frontera. Ya había estado aquí cuando era supervisor del campo. Hermano Félix Carías era el pastor local. La visita era de 8 días de predicación en el lugar. Luego a otro lugar de Guatemala.
Dios había prosperado a Carías pues ya era dueño de su casa. Había construido un salón donde cabían 50 gentes sentadas. Y allí se predicaba. El culto se llenaba todas las noches y disfrutábamos del convivio y de la presencia de Dios. Sentía libertad de espíritu pero no aceptaban personas a Dios. El domingo era el último día y Carías había alquilado un vehículo para que no llevara al otro lugar de predicación. Dijo nos recogería el lunes a las 7 am. El vehículo esperado no llegó.  Pudimos seguir hasta el martes. El camión tenía que recoger una carga de arroz en el camino, asi, nuestro viaje se retardó. Cargando con las maletas esperamos otra vez. Ahora el vehículo había salido una hora antes que nosotros.
El pastor quería que hiciéramos otros cultos en Jutiapa, pues no habíamos podido salir del lugar. Hermano Félix me trataba de consolar con el versículo: “A los que aman a Dios, todas las cosas obran para bien”. El versículo no me agradaba y yo estaba molesto por no haber seguido lo planeado.  El insistía que teníamos que estar en el culto aunque yo no predicara. A la fuerza fui al culto a hacer acto de presencia, pero molesto. Me sentía mal conmigo mismo por mi actitud fea de no querer venir al culto.
CRUZ  LÓPEZ
Los Naranjos, el volcán
Los Naranjos es un volcán del municipio de Juayua, localizado a 7 kms al NE de la ciudad de Juayua y a 20 kms de la ciudad de Sonsonate, sobre la carretera CA 12. Este es conocido también como cerro El Pilón. Su altura es de 1961 m SNM.
Los Naranjos es conocido por su clima templado, por las bajas temperaturas en los meses de diciembre y enero, y la época de recolección del café. Su ubicación la hace uno de los lugares a visitar durante esos meses calurosos. El lugar cuenta con restaurantes, hostales y unas panorámicas increíbles.
Algunas de las opciones de entretenimiento pueden ser caminatas hacia el volcán, observación de aves, orquídeas, etc.
Cualquiera de las rutas que se tome para llegar a los Naranjos, desde San Salvador será un deleite a su vista; las rutas pueden ser por la CA 1, hasta pasar por la orilla sur de la ciudad de Santa Ana y de allí tomar el desvío hacia el sur sobre la calle de los Naranjos. La otra opción es tomar la CA 1 hasta el desvío a Sonsonate (CA8) pasando por el costado sur del complejo los volcanes (Izalco, Santa Ana, etc.), al llegar a Sonsonate tomar la carretera de los Naranjos hacia el Norte, desde allí tendremos unas diferentes panorámicas de los volcanes.
Durante la época de la recolección de café (noviembre a febrero) podemos observar en el área, el proceso de recolección y beneficiado del café.
Antes de mi llegada a El Salvador en 1928,  ya se había iniciado este grupo pentecostal en Los Naranjos. En el volcán de Santa Ana. Les había visitado varias veces. Dionisia era una muchacha, hija de Agustín Aguirre, vino a ayudarnos como doméstica en casa. Su pastor era Samuel Campos, cuñado del hermano Aguirre. Su familia con los demás hermanos en la fe formaban una congregación de 50 fieles. Llegué a la casa de Samuel que era de paja y adobe. Las casas las construían así por lo alto del lugar: 2000msnm. Clima helado.  Más tarde yo viví en la casa de Aguirre Había dos razones para vivir allí: Las finanzas y el clima. Dionisia a quien le decían Nicha, era el principal motivo para vivir en el campo. Nicha se sentía segura que Joya se sentiría mejor de salud viviendo en un clima templado. El clima de Santa Ana no le venía bien a Joya. También viniendo a vivir en el campo nos ahorraríamos el pago de la renta para invertirlo en otras necesidades de la casa. Como teníamos pocos muebles usábamos las laderías, es decir las paredes o improvisábamos. Hicimos nuestro hogar en un cuarto largo de la casa de hermano Aguirre y Dionisia nos ayudaba en los oficios de la casa, cocinando, lavando la ropa. Lo hacía con mucha eficiencia que hasta preparaba la mula para los viajes. Joya estaba saludable y Owen, nuestro hijo, hizo amistad con los muchachos de la vecida. Navas.
 Como yo me mantenía ocupado en el campo misionero, visitando los primeros grupos de pentecostales en El Salvador y en el mundo, no tenía tiempo para planear excepto en casa. Me familiaricé con los líderes de las iglesias y con la familia de Samuel. Viajaba constantemente a Sonsonate, Sonsacate, Tres Rios, Las Majadas. Yo no olvido estos lugares pues la arenilla negra volcánica, entraba a mis zapatos y me hacían roncha  en los pies de tanto caminar en las  laderas. El cansancio era mucho y sentía pesado mi cuerpo sobre mis pies.
El siguiente es uno de mis recuerdos de Los Naranjos: Fui a predicar a Las Majadas, un miércoles por la noche. A una hora y media de camino a pie.  Samuel tenía un amigo que le invitaba a predicar en su casa de nombre Cruz López. Asistían unas 15 personas incluyendo los niños.  Los cultos eran bendecidos pero no había personas aceptando a Dios. La gente era amigable.
Oí que un vecino le comentaba a otro: “Hoy no va a llover, porque siempre que vienen los creyentes a hacer culto no llueve. Era invierno. Pené que Dios tiene diferentes maneras de comunicar el evangelio. La sola presencia en el lugar era evangelismo: CARTAS LEIDAS. “Nunca llueve cuando los creyentes vienen a predicar a nuestro lugar.
Oí un precioso testimonio en el lugar: Un creyente testificaba de como se había salvado con su familia. De como se había predicado en su casa, clase de niños.  El pastor vino el domingo a decirles que era el último culto en el que estaría con ellos pues el se iba a predicar a otro  lugar. El les entregó las lecciones trimestrales de Escuela Dominical y les dijo: De hoy en adelante ustedes van a predicar y enseñar en la iglesia. Nosotros nunca hemos predicado, ni enseñado. ¿Cómo lo vamos a hacer?  Comenzaron a aceptar a Dios más personas, otro pidió oración por sanidad y fue sanada. La iglesia comenzó a crecer. Se puso el techo de la iglesia en un año. Estamos reuniendo los diezmos y ofrendas para terminar la construcción del templo.

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